Campo de las Canciones en Tallin
Día 23 de junio de 2003, miércoles
Escribo
en el autobús que nos lleva camino de San Petersburgo después de
pasar un día y una noche en Tallin.
Estamos
saliendo de Estonia y vamos por una carretera recta. Cuando veo las
flores amarillas junto a otras blancas, pienso que bien podría ser
cualquier campo de España en primavera. Observo como las vacas
pastan en estas tierras llanas y verdes. Se suceden campos de
patatas. Jose intenta sortear los remiendos y agujeros que tiene la
carretera.
Se
escucha una ópera muy conocida de Pucchini. Ahora no recuerdo su título. La música poco a poco va dejando dormidos a los
habitantes de esta casa con ruedas. Nos hemos levantado de madrugada.
Pucchini
no ha conseguido dormirme. He leído parte del libro que compré ayer
donde explica la ciudad de Tallin. No conocía nada de esta capital.
Me gusta ver los sitios y luego profundizar más sobre lo que he
visto. Me pasa lo mismo con una exposición de pintura o con los
prólogos de los libros. Prefiero mirar o leer y después
documentarme. A veces coincide mi impresión con el prologuista o con
el crítico de arte y otras no. Es verdad que luego al tener más
datos, lo voy apreciando mejor en el recuerdo. No quiero saber nada
antes, porque pienso que me predispone y lo que me gusta es que me
sorprendan.
Nos
han despertado a las seis menos cuarto, hora de aquí. En España es
una hora menos. Cuando hemos llevado las maletas a recepción, a eso
de las seis y veinte, hemos notado que había una ambulancia en la
puerta del hotel y los del grupo estaban algo inquietos. Es entonces
cuando nos hemos enterado de cómo un señor del grupo, creo que era
por su aspecto, peinaba canas, el de más edad, se ha puesto enfermo
hacia las cuatro de la madrugada. Ha venido el médico y al no
mejorar se lo han llevado al hospital por lo que se han tenido que
quedar e Tallin. Nosotros, sólo lo conocíamos de vista. Ayer por
la noche, a eso de las nueve, nos cruzamos con él y su acompañante,
una chica rubia más joven, e intercambiamos unos saludos. De lo que
pasó después, prácticamente nos acabamos de enterar. El autobús de Salamanca desde
hoy llevará cuarenta y ocho personas en vez de la cincuenta de días
pasados.
Bosques
y más bosques mientras escribo y pienso en el día de ayer.
Recuerdo
como al bajar del barco pasamos la aduana sueca y estona. Nos pareció
aburrido y cansado a la mayoría de los que viajamos por Europa, esto
de las aduanas y lo de la moneda. De todas formas, no fue demasiado
complicado.
Como
siempre, el autobús de Salamanca, nos estaba esperando para
llevarnos a conocer la segunda Perla del Báltico.
¿Qué
cómo es Tallin?
Tallín
es una pequeña y bonita ciudad medieval a medio camino entre lo
soviético, por sus grandes y amplias avenidas, sus tranvías, los
pocos coches, el andar de la gente por la calle y lo nórdico: el
verdor de sus bosques y jardines, la tranquilidad de sus habitantes.
El
guía Archon, un chaval de veintidós años, rubio, no muy alto y
con un mechón de pelo que le cae sobre la frente, inquieto, nervioso
y entusiasta, nos explicaba la ciudad en perfecto castellano.
Después supimos que era autodidacta en esto de aprender nuestra
lengua. Él solo con un par de libros y supongo que con constancia,
trabajo e inteligencia, es capaz de hablar y hablar horas en
castellano a la velocidad que caminaban sus pies, que era mucha.
La
primera parada que hizo el autobús fue en el Campo de las Canciones.
Allí Archón nos habló de cómo se liberaron de la presión de los
soviéticos por medio de las canciones.
-Se
reunieron en esta gran explanada muchos hombres y mujeres. Mientras
los políticos negociaban, ellos entonaban canciones durante el día
y la noche. Por eso la llamaron “La Revolución Cantante”.
Me
pareció algo realmente bonito y además sonaba muy bien.
-
A
los estonios siempre les ha gustado cantar- Sigue con entusiasmo
Archón.- En el año 1960, se construyó en este amplio lugar, una
concha acústica en un gran anfiteatro. Desde el siglo XIX, se
vienen celebrando festivales cada cinco años y se reúnen miles de
cantantes de coros, ataviados con sus trajes típicos que deleitan
con sus canciones a miles de espectadores.
Las
vistas del mar y la ciudad desde este sitio, ya nos anunciaban la
belleza de lo que
íbamos a encontrar después.
Archón
también nos explicó que Estonia estuvo dominada por vikingos,
daneses alemanes, suecos y rusos. Quizás por eso, los estones
tienen un gran sentido de la independencia. A lo largo de su
historia, siempre intentaron liberarse de los pueblos que les fueron
ocupando.
En
el año 1710 el zar Pedro el Grande, conquista la ciudad de Tallin y
toda Estonia se encuentra bajo el dominio de los zares, hasta el año
1917, fecha de la Revolución Rusa. Es en este año cuando el país
consigue su autonomía. El 2 de febrero de 1920 la Unión Soviética
le concede la Independencia por el Tratado de Tartú.
Si seguimos con
la historia, en 1940 por el tratado germano-soviético (ya se sabe
los pactos de Hitler y Stalin) Estonia queda anexionada a Rusia y del
1941 al 1944 los alemanes ocupan el país, hasta que en este último
año, Estonia vuelve a formar parte de Rusia y se convierte en una
República Socialista Soviética.
En 1989 cae el muro de Berlín. Gorvachov, está en el poder y se organiza “El Camino Báltico”,
la cadena humana que iba desde Tallin a Riga y Vilnius. Los tres
Países Bálticos quedaron unidos pidiendo su independencia. El 21 de
agosto de 1991, se reconoce oficialmente la independencia de Estonia
y de sus hermanos Letonia y Lituania. Rusia no lo hizo hasta el
cuatro de septiembre de ese mismo año.
Se
nota que Archón en sus explicaciones, es muy independentista y no
quiere oír hablar de los soviéticos. Sin embargo, por lo que
nosotros pudimos comprobar, la mayoría habla el ruso, y es que
tantos años de ocupación, no se puede quitar con solo desearlo, ya
que los restos de la Unión Soviética son muy patentes.
Seguimos
sentados en el autobús de Salamanca, pasando pueblos con casas de
madera muy similares a las nórdicas, pero con menos pinturas y más
viejas. Atrás ha quedado una ciudad con los famosos bloques
prefabricados de hormigón y ladrillo, típicos del estilo comunista.
Todos igualitos. En Madrid los he visto en el barrio de San
Cristobal de los Ángeles. Cuando voy por se barrio, me los recuerda
mucho y ahora que los veo aquí, me recuerdan a los de allí.
La
carretera apenas tiene circulación y le falta alquitrán, por eso me
es muy difícil escribir. .
Archón
nos hacía chistes de lo que contaba y nos hablaba de su idioma
estonés :
-Una
boda se dice (impronunciable para mi) y esa misma forma indica en su
final problema.
Todos
reímos al entender como relaciona las palabras boda y problema.
-Nuestro
idioma no tiene ni masculino ni femenino- Nos sigue hablando Archón-
tampoco tiene futuro, y la mayoría de sus préstamos vienen del
alemán. Se escribe con el alfabeto latino, no con el cirílico como
los rusos, por eso no tiene nada que ver con este idioma, por el
contrario, sí es algo más parecido al finlandés.
Otra
vez su orgullo de ser estonés, es muy evidente.
Tallin
está dividida en dos partes: La Ciudad Alta,
(donde ahora se encuentran mis recuerdos,) tiene una leyenda del rey
Kalev, que fue el héroe y señor de toda Estonia. Al morir, su
viuda Linda, le lloró durante un tiempo. Después cargó piedras y
las llevó donde se encontraba su tumba para que así la viesen todos
y honrasen su memoria. De esta forma se constituyó una montaña de
piedras que es Toompea, el nombre de esta parte de Tallin que se
sitúa en lo alto y donde el autobús nos dejó con Archón hablando
y recorriendo la ciudad.
Vimos
la Catedral Ortodoxa de Alejandro Neski con sus cúpulas doradas y
redondas. Los mosaicos de colores de la entrada, son considerados
obras maestras. Tiene once campanas y una de ellas pesa quince
toneladas. Pasamos a visitarla por dentro. Es, como la mayoría de
este tipo de catedrales, recargada, dorada y lujosa.
Catedral
Ortodoxa de Tallin
Alguien
pregunta:
-¿Por
qué no hay bancos en estas catedrales ortodoxas?
-
Se supone que los feligreses están en el camino a su salvación y no
pueden descansar- Contesta muy atento Archón.- Es
una construcción moderna. La edificaron los rusos en el siglo XIX .
En frente, el palacio de
Toompea y sede del Parlamento. Miramos su fachada principal donde se
encuentra el escudo de la República Estona. Tres leones azules, con
rasgos de leopardo, destacan sobre un fondo de oro. Es un palacio de
estilo neoclásico con ornamentos barrocos.
-Este
palacio- Sigue entusiasmado Archón- está construido sobre la base
de un antiguo castillo al que sólo le quedan dos torres. Observen
como en la llamada de “Germán el Largo”, la que se ve allí,
ondea la bandera del país con los colores azul, negro y blanco.
Seguimos
andando por las calles de esta ciudad alta y nuestro guía nos acerca
a un mirador. Unos músicos ambulantes, al ver pasar a Archón, nos
saludan en castellano y comienzan a tocar el pasodoble “Que viva
España”.
La
Torre de San Olav
Desde
el mirador se ve toda la Ciudad
Baja
medieval y las torres que sobresalen de entre los tejados rojos de
las casas de piedra.
-La
más alta de las torres, es la del campanario de la iglesia de San
Olav , que en los siglos XV al XVII fue la más alta del mundo, con
159 metros, desde el suelo hasta la cresta dorada del gallo. A lo
largo de su historia, ha tenido varios incendios provocados por los
rayos. Después del último, en 1820, la torre “sólo” mide 123.7
metros ¿Sigue siendo alta verdad? -Nos interroga Archón muy
orgulloso.
Desde
lo alto, continuamos viendo torres y edificios.
-Allí
abajo- nos señala nuestro joven guía- se encuentra el Ayuntamiento
Seguimos
la vista para ver un edificio de piedra que destaca majestuoso en
una bonita plaza medieval rodeada de bellas y cuidadas casas.
-
Aquella torre puntiaguda es la de la
Catedral Luterana. La de su derecha corresponde a la Iglesia de San
Nicolás. Los nombres de las torres de las murallas son muy
sugerentes: “Margarita la Gorda, Mira a la cocina, la
de la Cabra, la de la Doncella, las torres de la Monja”. – Nos
sigue señalando Archón en su recorrido desde lo alto.
La
Ciudad Baja vista desde el mirador de la Ciudad Alta
Dejamos
el mirador y después de una breve parada para comprar el ámbar
típico del Báltico, empezamos a caminar cuesta abajo hacia la
Ciudad Baja.
A
mitad de camino nos encontramos con la Catedral Evangélica Luterana
de Estonia. Nuestro guía se detiene en la puerta y nos cuenta la
leyenda de Otton Johann Thuve, un hombre tan mujeriego como nuestro
Don Juan. Antes de morir, arrepentido de sus pecados, pidió ser
enterrado a la entrada de la iglesia. De esa forma todos los
feligreses pasaríamos por encima de su tumba y así contribuíamos a
redimir sus pecados. Nada más fácil. Pisamos la tumba y entramos.
Ya
dentro de la iglesia, Archón nos refiere, con su entusiasmo de
siempre, cómo en el siglo XVII Toompea sufrió un incendio y esta
catedral se vio afectada en el interior, pues era y es de madera. El
maestro ebanista Ackerman se encargó de restaurarla.
Lo
que más nos llamó la atención y Archón se encargó de ello, fue
la gran colección de escudos con epitafio, un total de 107, y
árboles genealógicos de madera policromada. También hizo que nos
fijásemos en los sarcófagos de piedra.
-Este
pertenece al almirante ruso Samuel Greigh. Fue encargado a Italia por
Catalina II. Se encuentra enterrado aquí porque fue su amante. Eso
es lo que dicen los libros, pero yo tengo mi propia teoría y dudo
que el cuerpo que está aquí enterrado sea de este hombre. Y me hago esta
pregunta ¿Con la cantidad de amantes que tuvo la emperatriz rusa
Catalina, por qué iba ser precisamente él el enterrado aquí?
Archón
es así. Siempre desea que nuestra visita sea fácil y alegre.
Flores
azules siguen a las amarillas y llegamos a otra ciudad.
-¿Cómo
se llamará esta ciudad?
-
Mamá se llama Narva, me dice David que ya se ha despertado.
Observo
como la gente anda por la calle con sus bolsas y también hay
carriles de bicicletas. De vez en cuando pasa una. Circulan pocos
coches, la mayoría viejos.
Llegamos al primer control de
frontera. No se olvide que estamos dejando Estonia para entrar en
territorio ruso, pues nuestro destino es San Petersburgo.
Como
ahora estamos parados, puedo escribir mejor.
Tomo
mis recuerdos para seguir visitando la ciudad de Tallin. Seguimos en
la bajada por la Calle de la Pierna Larga y la Calle de la Pierna
Corta pasando por sus dos puertas con el mismo nombre. Realmente te
encuentras como si estuvieras un poco en la Edad Media por las calles
empedradas, las torres y las murallas.
Entrada
al casco antiguo de Tallin por la calle de la Pierna Corta
Tomo
mis recuerdos para seguir visitando la ciudad de Tallin. Seguimos en
la bajada por la Calle de la Pierna Larga y la Calle de la Pierna
Corta pasando por sus dos puertas con el mismo nombre. Realmente te
encuentras como si estuvieras un poco en la Edad Media por las calles
empedradas, las torres y las murallas.
La
plaza del Ayuntamiento es bonita, acogedora y llena de turistas.
Destaca la fachada del propio edificio de la Casa Consistorial, de
piedra caliza en estilo gótico tardío y del que sobresalen dos
gárgolas de cobre en forma de cabeza de dragón. También se
conserva un grillete de hierro llamado “Poste de los Escarmientos”
y más tarde “Poste de las Torturas” (El nombre lo dice todo)
Del edificio sobresale una torre con una veleta de cobre que llaman
“El Viejo Tomás” símbolo de la ciudad. También llama la
atención en esta plaza donde se celebran con frecuencia festivales y
acontecimientos medievales, La Farmacia Municipal.
No
me atrevo a decirle que eso mismo me han dicho de la Farmacia de
Livia en LLeida , de la de Soller en Mallorca y de la de Peñaranda
de Duero en Burgos. Los buenos investigadores sabrán cuál es en
realidad la farmacia que lleva más años construida. No sé el
porqué, pero hay leyendas y tópicos que se repiten en diversa
partes del mundo.
Es
Tallin una de las ciudades que más leyendas tiene y Archón es gran
aficionado a ellas
-
Cerca de esta Farmacia del Ayuntamiento hay dos piedras en forma de
L. Representan una media cruz. Esto fue debido a que a finales del
siglo XVII, en este lugar, se decapitó a un cura que a su vez había
matado con un hacha a una sirvienta y parece ser que fue la única
ejecución pública que se efectuó en esta plaza de reunión de
ciudadanos y de mercado, tanto en épocas pasadas como en las
actuales.
La
Plaza del Ayuntamiento
Al
terminar la visita a la ciudad se ha acercado Roselin y nos ha
indicado que en una tienda se puede comprar productos cosméticos.
Como no soy muy coqueta y además estamos cansados, preferimos irnos
hasta el hotel.
Antes
de despedirse de nosotros, Archón nos ha contado un chiste sobre el
tiempo en Estonia, pues parece que hemos pillado el único día de
verano que hay en ese país.
-En
Estonia las estaciones son: invierno, invierno, invierno y un día de
verano. Por eso el estonés coge siempre el paraguas cuando sale de
su casa, porque seguro que en un algún momento del día, lo tiene que
utilizar, ya que llueve, escampa y luego vuelve a llover. Hoy ha
sido una excepción. Debe ser nuestro día de verano. No es de
extrañar, ya que Vds. como españoles, nos han traído su famoso sol.
Espero
que la visita haya sido agradable y no olviden que tienen que volver
dentro de dos años para contar los escudos. ¡Que sigan teniendo
buen viaje!