19
de Julio de 2003, sábado
Escribo
desde el avión medio vacío que nos lleva a Estocolmo. Son las dos
menos veinte de la tarde y estamos atravesando Dinamarca.
He
visto el mar desde el cielo. Trajes de cuadros marrones y dorados con
algo de verde, formando las llanuras de Francia. El contorno de una
isla y una serpiente grande y marrón que es el Sena a su paso por
París. Al atravesar Bélgica he admirado la otra cara de las nubes
de Magritte y el color grisáceo de las islas Frisias en Holanda.
Mar, mar, sólo mar y de vez en cuando algodones blancos sobre el
agua.
Miro
la pantalla del avión que indica Gottemburgo a una temperatura
exterior de –48º y otra vez las nubes que semejan a la nieve del
Ártico.
Siempre
llevas la mirada hacía arriba a pesar de estar ya en casi lo más
alto, no sabes que sucede debajo. El que está por encima tiene la
visión de la luz y su blancura y desconoce lo que pasa en el
subsuelo. En este instante reconozco, literalmente, el sentimiento de
“vivir en una nube”. Desde aquí, desde la cúspide, todo es lo
que no es, sólo se le parece.
A
estas alturas del viaje y después de un pequeño almuerzo, la
mayoría de pasajeros duermen o han cerrado los ojos.
Según
el mapa y las flechas, ya estamos en Suecia. Son las dos hora local y
de destino. Dos mil cuatrocientos veinte Kms desde que dejamos
Madrid.
El
avión comienza a descender. La temperatura llegó a ser de –68º
Fahrenheit, Latitud 59, Longitud 19. El comandante nos anuncia que
en nuestro destino hay 28º ¿Será verdad?
Siguen
las nubes, en desorden, como cúmulos de algodón que flotan en el
espacio. Telarañas blancas sin soporte. Veo bosques y llanuras de
distintas tonalidades del verde. Las casas ordenadas. ¿El mar?
¿Vuelve el mar? No. Son los lagos transparentes y la estela de dos
barcos sobre el agua de otro verde. Lagos grandes con rebaba,
pequeños, redondos, regulares, irregulares, de formas caprichosas.
Algunos me recuerdan a los paramecios. Son los lagos que se alargan,
se mezclan y suceden con los prados, casi del mismo color.
Poco
a poco vamos bajando de las nubes para tocar el suelo. A David no le
gusta esta bajada y noto su miedo. Han pasado tres horas de estar
arriba. Ahora pisamos suelo de Estocolmo. Hemos llegado a Suecia.
Continuará....
2 comentarios:
Nubes de nieve ahí abajo. ¿O ahí arriba?
Solo arriba, abajo no las vi.
Gracias por pasarte por aquí
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