EN UN AUTOBÚS DE SALAMANCA
(De
Estocolmo a Helsinki, pasando por Tallin y San Petersburgo)
DEDICATORIAS
Este
libro está dedicado a mi amigo Pedro Talaván, gran entusiasta de
los viajes y de los libros de viajes. Gracias a él lo he escrito. En
mis despedidas siempre comenta” Lo importante de los viajes es cómo
se recuerdan, por eso se deben escribir”. Esta vez le he hecho caso
y lo he escrito desde el principio hasta el final.
También
quiero dedicar el libro a nuestros amigos de siempre Elvira y Luis.
Con ellos hemos compartido muchos y bellos rincones de España.
Gracias por disfrutarlos en vuestra compañía
Especialmente
está dedicado a mi marido Mariano, la persona que me ha acompañado
en casi todos mis viajes incluido el de la propia vida y que siempre
me ha dado los elementos imprescindibles para poder viajar con una
cierta armonía: paciencia, curiosidad y paz.
POCOS
PREPARATIVOS
Dicen
que todo viaje consta, como en las novelas y otras aventuras de la
vida, de tres partes: Los preparativos, el viaje en sí, y el final.
En
lo que a mí respecta, soy de las personas que prepara muy poco los
viajes. Tanto Mariano, como yo, nos dejamos llevar un poco por la
intuición y la improvisación. Hasta ahora, no nos ha ido del todo
mal.
Este
viaje que me propongo relatar, fue un poco más organizado que otras
veces.
Hacía
ya casi diez años que no viajábamos juntos al extranjero, porque
individualmente si lo habíamos hecho, por motivos de trabajo, pero
no de vacaciones.
En
el verano del 2003, nos apetecía retomar las viejas costumbres de
antes.
-¿Dónde
vamos de vacaciones?
-No
lo sé. Pasaré por la agencia. Pediré unos folletos a ver que
tienen.
Me
acerqué a las oficinas. Allí me dieron unas cuantas revistas de
itinerarios por Europa.
En
casa las hojeé tranquilamente. Me llamó la atención un titular
donde se leía: “Las Perlas del Báltico”.
-Mariano,
echa un vistazo a esto. De momento tiene un nombre sugerente.
-
Estocolmo, Tallin, San Petersburgo, Helsinki. No conocemos ninguna de
estas ciudades. Puede estar interesante.
Lo
leímos con más detenimiento y decidimos que este año podíamos ir
en un viaje organizado. Nunca lo habíamos hecho. David,
¿quieres venir de vacaciones con nosotros?
- ¿ Adónde?
-Mira a ver si te gusta.
-¡Qué
bien! Voy a conocer Estocolmo y San Petersburgo. Por fin voy a ir a
Rusia. ¡Con las ganas que tengo de visitar ese país!
Así fue, más o menos, como
lo decidimos en un fin de semana del mes de junio.
No tuvimos mayor complicación
que el visado para Rusia. Resultó un poco caro. Sabemos por
experiencia que todo tipo de papeleo en los países de la antigua
Unión Soviética cuesta dinero. Como David y yo teníamos los
pasaportes caducados, tuvimos que renovarlos.
El viernes 18 de julio, hicimos
las maletas y al día siguiente, sábado, a las nueve de la mañana,
estábamos en el Aeropuerto de Barajas dispuestos a comenzar nuestro
viaje por las Perlas del Báltico.
( Continuará)
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